El Nuevo Provincial de los Jesuitas en el Perú

Miguel Cruzado Silveri SJ, joven jesuita, paiteño, ex alumno del Colegio San Ignacio de Loyola de Piura y de la Pontificia Universidad Católica del Perú, fue designado como nuevo superior de la provincia peruana. El anuncio fue hecho públicamente el 1 de enero, durante la celebración eucarística por el Día de la Compañía de Jesús.

La designación es una decisión del Padre General, Adolfo Nicolás SJ, con lo que Miguel Cruzado se convierte en uno de los jesuitas más jóvenes en dirigir los designios de la Compañía de Jesús en el Perú, para los próximos años, hecho que revela el interés de esta congregación católica en seguir renovando su misión apostólica y de compromiso social en nuestro país.

El padre Miguel sucederá en el cargo al jesuita español, Carlos Rodríguez Arana SJ, en una etapa importante para la Compañía de Jesús, en la que cuenta con más de 50 obras en los diversos sectores socioeconómicos del país. La juventud de Miguel, sin embargo, se ve fortalecida por una vasta formación espiritual y académica en prestigiosas instituciones de los jesuitas.

Miembro de una conocida familia paiteña, Miguel Cruzado se ha caracterizado durante estos años por su desbordante simpatía con los jóvenes y su defensa acérrima de los más desprotegidos de nuestra Patria.

En entrevista concedida en el 2005 para el suplemento Semana de Diario El Tiempo, dijo que su padre, el médico Miguel Cruzado, cuyo nombre lleva el hospital principal de Paita, fue uno de sus más cercanos ejemplos de desprendimiento, solidaridad y compromiso social con aquellos que menos recursos tenían.

“Una noche vinieron a buscar a mi padre, médico en Paita, eran como las dos de la mañana. Venían trayendo a un pescador lastimado por una serpiente de mar que le había mordido horriblemente (…) Recordando a mi padre, quisiera pedirle al Señor en esta vocación que me dé la gracia de acompañar los difíciles momentos de la gente y de las comunidades a las que vaya; acompañar ahí cuando no sea claro el camino a seguir, y no lo sea para nadie, ni para la Iglesia, ni aún para mí mismo; acompañar las preguntas, los cansancios, las dudas, los conflictos de mi pueblo”.

Tomado de: http://www.eltiempo.pe/