7 de octubre de 2010

Cómo Vivir día a día el examen espiritual

El examinar el nivel de conciencia cristiana con que vivo mi vida diaria es una forma de oración muy importante. Me ubica en mi identidad de hijo amado del Padre Dios y por eso hermano de todos los hombres. Me ayuda a recordar el llamado de Jesucristo a vivir muy unido a El y a llevar buenas noticias a los que me rodean. Reaviva en mi la conciencia de ser templo viviente del Espíritu Santo. 

San Ignacio la recomienda vivamente a quienes siguen su camino espiritual. Se trata de una forma especial de oración, en la que vamos recorriendo, con el Señor y como tomados de su mano, lo vivido durante la jornada. Por eso se sugiere hacerla en la noche y su duración promedio puede ser de unos diez minutos. 

Esto es lo que San Ignacio llama el “examen general” [EE N° 43], en el que recomienda recorrer 5 momentos, o “puntos” como los llama él: dar gracias, pedir luz, revisión del día vivido, pedir perdón y proponer cambios. Veamos estos “puntos” uno a uno después de calmarme, en presencia de Alguien, en espera de algo…

Una propuesta: 

1.- Introducción: Calmarme…delante de Alguien… en espera de algo… 

2.- Dar gracias a Dios nuestro Padre por el regalo del día vivido, por tantos beneficios recibidos de salud, relaciones, sentimientos, trabajo, vitalidad, etc. Recorrer con Él el lado luminoso de mi día, agradeciendo y alabando. 

3.- Pedir el regalo del Espíritu Santo para poder reconocer mis infidelidades al amor del Padre; mis faltas de finura con El, mis rebeldías, frivolidades, faltas de atención a Sus hijos y sus necesidades… 

4.- Recorrer y examinar, de la mano de Jesús, el lado oscuro de lo vivido durante el día. Se trata de revisar, con El, mis actitudes, pensamientos, palabras, acciones y omisiones en los que se reflejaron criterios de juicio y prioridades no evangélicas; relaciones no acordes con Su corazón. Mis fallas en profundizar los amores y superar los desencuentros. Esto hacerlo conversándolo con Jesús, sin soltarme de su mano, y no como un ejercicio de superación personal. Esto es importante porque es en mi vida corriente, de momento a momento, donde se juega mi fidelidad al amor de Dios y al llamado de Jesús a construir juntos un mundo más humano y amoroso. 

5.- Pedir perdón a Dios Padre y a Jesús por mis infidelidades y faltas de amor a ellos y a mis hermanos. 

6.- Pedir luz y fuerza al Espíritu Santo para vivir al día siguiente en forma más amorosa y coherente con Su amor. 

Terminar con un Padre Nuestro.

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